Este proyecto consistió en el diseño y creación del Consejo Vecinal del municipio del Puig, así como en la dinamización de su primera edición. En ese sentido, se planteó un espacio de participación formado por 18 vecinos y vecinas, a título individual, que rotaba y se renovaba cada año y medio, y en el que no se contaba regularmente con la presencia de políticos ni de personal técnico municipal.
El objetivo del Consejo fue, por una parte, servir de espacio de consulta y asesoramiento en aquellas políticas y acciones públicas que requirieron la implicación del vecindario. Por otra parte, el Consejo también es una herramienta para que la ciudadanía proponga actuaciones y marque prioridades para la mejora del municipio al Ayuntamiento, de según sus necesidades y preocupaciones.